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Frases

 

 

"Después de todo,
el cine es el único sueño
que se tiene con los ojos abiertos"

Eliseo Subiela

 

 

"El hecho simple de

que mi perro me quiera más

que yo a él, constituye una

realidad tan innegable, que,

cada vez que pienso en ella,

me avergüenzo.


El perro está siempre

dispuesto a dar su vida por mí.


Si yo hubiera sido atacado

por un león o un tigre,
Ali, Bully, Tito, Staci y todos

los demás habrían afrontado

la desigual batalla,

sin titubear ni un instante,

para defender mi vida,

aunque sólo hubiera sido

por unos momentos.
¿ Y yo? "

Konrad Lorenz
Premio Nobel de Medicina 1973

 

 

"A fuerza de ver películas

y de amarlas
se tiene el deseo de realizarlas.


Ya no se va a la sala por azar,
sino con la voluntad de hacer cine"

François Truffaut

 

 

 

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29 novembre 2006 3 29 /11 /novembre /2006 18:19

 


Proyecto de largometraje documental

"Este asno miserable,
mancillado y lacerado con el palo,
es más santo que Sócrates
y más grande que Platón."

Víctor HUGO

 

Palabras del autor

Fué a la edad de siete años, que ví por primera vez a un burro que era golpeado sin clemencia con un madero lleno de clavos. Yo me acuerdo muy bien de esa escena, porque el pobre animal intentaba en vano levantarse sin conseguirlo.
 
Un lustro más tarde, los asnos aparecieron de nuevo en mi vida, pero de una manera totalmente diferente.  En aquella época, esos animales -principalmente las burras- eran el objeto de apasionantes conversaciones entre los adolescentes de mi colegio, porque sus experiencias sexuales del fin de semana giraban en torno a ellas.

Debo confesar que aunque no compartía esas conductas, la verdad es que me eran un poco indiferentes, sobre todo teniendo en cuenta mi inmadurez de entonces. Después de esa etapa, otra imagen se añadió a las precedentes, pero ésta cambió radicalmente mi percepción sobre los équidos; era la de un asno que fue apuñalado por un grupo de pandilleros, que hacían de su cuerpo un objeto de práctica, con el fin de  entrenarse en el manejo de armas blancas.

Aquel burro me miró con sus ojos llenos de lágrimas, mientras rebuznaba y mostraba sus heridas con el hocico. Para mí es imposible plasmar sobre el papel todos los sentimientos que inundaron mi alma en dicho momento; pero en todo caso, este encuentro generó la idea de realizar el largometraje.
 
Sin pérdida de tiempo, yo me sumergí en una investigación, en principio sencilla, pero que resultó mucho más confusa de lo que me había imaginado, y que actualmente cuenta con más de veinte años de labor.  Al comienzo, cuando elaboré el primer borrador del guión, descubrí que no existía ningún estudio sobre esas prácticas y que nadie estaba interesado en adelantar tal trabajo.

Entonces, poco a poco, compilé los móviles de las acciones criminales de que eran víctimas esos animales e intenté comprender las causas que permitían a una sociedad negar sus principios éticos cuando se trata de especies inferiores.  Desgraciadamente, ni la investigación ni el acceso a los jóvenes delincuentes fueron fáciles, ya que las mafias de los barrios prohibieron hablar del tema.
 
Para resumir, los motivos eran desconocidos, el asunto no le interesaba a nadie y mi vida estuvo en peligro, porque mis interrogantes causaron incomodidad en el seno de las pandillas.  Lógicamente, el mencionado período involucró enormes esfuerzos personales y económicos para revelar el universo sociológico que los caracterizaba.

Sin embargo, aunque el enfoque teórico estaba claro, no ocurrió lo mismo con el rodaje, porque yo no pude filmar o fotografiar los asnos guardando una posición distante y académica.  A mi juicio, era antiético poner en marcha una cámara y luego irse sin hacer nada para cambiar la realidad que evidentemente rechazaba.
 
Influenciado por ese espíritu combativo, yo escribí la primera versión del proyecto con la sola idea de hacer una obra que mostrara, a partir del punto de vista de un burro, todas las atrocidades soportadas por él, en aras de cambiar un poco la mencionada situación.

En efecto, yo pensé ingenuamente que una obra cinematográfica podía ayudar a esos burros  que morían miserablemente frente a la indiferencia de los hombres y frente a mi propia impotencia.  Solamente dos años más tarde, me dí cuenta del equívoco y de que mis emociones habían prevalecido sobre el discernimiento.  Entonces comprobé toda la magnitud de las palabras del cineasta italiano Ettore Scola:  "Siendo consciente que una película no puede cambiar la gente, ni los hombres, ni las ideas, queremos creer que puede ayudar, aún modestamente, a una reflexión colectiva".

Luego de la inexorable desilusión al comprobar que la cinta no iba a cambiar gran cosa, reestructuré el guión buscando un nuevo enfoque de los hechos, pero esta vez dirigido a los orígenes de las agresiones y su contexto histórico y psicológico.  La pesquisa que siguió, me condujo a la deducción que la suerte actual de los asnos era el resultado de una representación milenaria absolutamente distorsionada, y que ninguna bestia probaba tan claramente las variaciones subjetivas de la mirada del hombre, como es el caso de éste animal. 
 
Así que la visión humana del burro va desde la admiración por su paciencia, su modestia y su capacidad de trabajo, hasta el desprecio y el ridículo por su obstinada terquedad y su limitada inteligencia.  Por ejemplo, en la religión cristiana, es citado en la Biblia más de cien veces de manera positiva -estaba presente en el momento del nacimiento de Jesús y sobre todo a su entrada triunfal en Jerusalén-.  La literatura, por su parte, utiliza al asno como un instrumento precioso para transmitir valores morales y filosóficos, desde Apuleyo al principio de nuestra era, pasando por Víctor Hugo que hace enfrentar en una discusión a la bestia más tonta contra el célebre Emmanuel Kant, sin olvidar las fábulas de Jean de La Fontaine, hasta llegar al más importante poema en prosa de la lengua castellana "Platero y yo", de Juan Ramón Jiménez.
 
Pero, paralelamente, se desarrolló un concepto negativo, como lo demuestran el asno que simbolizaba a Seth (Dios de la muerte y del mal) en Egipto, las orejas de burro que son coronadas sobre las cabezas de los estudiantes improductivos, y el dicho: "Malo como un asno rojo". 
 
Sin duda, dicho animal estuvo siempre excluido de los méritos de su aporte al progreso humano, y todavía hoy día, estar a su lado es a menudo considerado como signo de indignidad y prueba de pobreza.

Todos estos valores despreciativos que caracterizaron a los burros, fueron asimilados por la cultura colombiana, al punto de no conferir ninguna importancia a la vida de dichos animales. Cuando llegué a tal conclusión, me pareció que las condiciones necesarias para la realización del documental habían sido cumplidas.

A pesar de todo, el filme exigía mayores esfuerzos y solicitaba enriquecer aún más su estructura narrativa.  En definitiva, el proyecto necesitaba tiempo y distancia, al igual que yo como autor.
 
Fué pues el destino quien aquí introdujo su varita mágica, ya que por razones personales, me fuí de Colombia y me instalé en Francia.  Lejos de aquellas imágenes que me golpearon el alma durante tanto tiempo, comprendí que yo estaba totalmente absorbido por el tema y que carecía de objetividad.
 
Sobre el suelo europeo, completé la madurez ideológica que le faltaba a “Carne de práctica”, precisamente porque al alejarme de mi tierra, el análisis y la coherencia conceptual inherentes a la distancia, me permitieron comprender con claridad el camino que debía seguir el film.

Todo el recorrido vivencial trascrito a lo largo del decenio, favoreció la intención de la película: partir de la violencia puntual que sufren los asnos en un lugar determinado, para mostrar la complejidad universal de las relaciones entre los hombres y los animales, y nuestra manera de relativizar o desnaturalizar su imagen en provecho de nuestras sociedades.
 
Por esta razón, el largometraje no se presenta como una descripción animalista a través de la vida de un burro, sino como una aproximación de la naturaleza humana y de sus conductas  antropocéntricas.

 


Sinopsis


En Cartagena de Indias, los burros son utilizados como objeto de práctica por los jóvenes delincuentes con el fin de adiestrarse en el manejo del cuchillo y del machete.

Para comprender las razones de dichas costumbres, el documental arando en las páginas de la historia, remonta el tiempo para ilustrar el universo de las representaciones mitológicas, sociales, culturales  y religiosas del animal.

La investigación esboza la contradicción del pensamiento humano en sus juicios de valor sobre el asno, ya que él es, al mismo tiempo, benéfico y demoníaco, poderoso y humilde, sabio e ignorante.

Esta oscilante dualidad, sobre el carácter simbólico del équido, nos aproxima a la forma en que el Hombre interpreta y tergiversa los hechos; permitiendo en consecuecia, una reflexión más profunda sobre las representaciones de las que se vale nuestra especie.

 


Informe de la investigación adelantada


Los sociólogos justifican el hecho de lesionar o matar a un burro con la frase: “es un animal que no posee ningún valor en la sociedad, por lo tanto, los individuos obran sin restricciones morales frente a él”. Dicha respuesta, sólida desde el punto de vista académico, coherente desde el ámbito doctrinal y concisa lingüísticamente, es inexacta.

El desacierto proviene de la creencia generalizada de que el animal carece de valía, y que su futilidad es incontestable. Pero la realidad asinina es la más compleja que existe entre los seres vivos del planeta, ya que la representación milenaria del burro es incomprensiblemente contradictoria y distorsionada, de suerte que si pensamos en el asno como un reflejo profundo del pensamiento humano (en su particular manera de hacer abstracción de las realidades), vislumbraremos con sorpresa que la mencionada bestia es el ser más calumniado e ignorado de la historia.

Realizar en esta etapa de nuestra investigación una apología del Equus asinus sería un error deontológico; en cambio, estimamos pertinente adentrarnos en la cosmogonía y en su simbología, ya que ella ofrece luces significativas sobre la manera en que nuestra especie relativiza, interpreta y adapta su visión antropocéntrica del mundo.


Burro benéfico y burro demoníaco

El símbolo del asno aparece tanto en los ritos de la fecundidad y la regeneración, como en los sitios consagrados a la muerte. Con respecto a este último aspecto, su iconografía se encuentra relacionada con las divinidades infernales y sus prácticas sombrías.

Explorando su faceta positiva como protector de la vida, el Equus asinus es considerado como el genio de las aguas y sinónimo de fertilidad. En las mitologías más destacables de oriente y occidente: Isis, Vesta, Epona, Dionisio, Sileno, Midas, Príapo, Pan, Hera, Deméter y Cibeles, se encuentran relacionados con el agua vivificante.

Su lascivia y lubricidad son conocidas debido a su carácter fálico; por lo tanto, dicho poderío anatómico concuerda con las divinidades carnales: Dionisio, Cibeles, Príapo y en general todos los seres fálicos.  De allí se explica el rol benéfico en todo lo referente a la propagación de la vida y la supervivencia de la especie.
Si tomamos como modelo a Príapo –la deidad fálica por excelencia y símbolo incontestable de la fertilidad en Grecia– ,  él era esculpido y representado como un équido antropomórfico. Asimismo, en la ciudad de Lámpsaco, le ofrecían en sacrificio esos mamíferos para garantizar la descendencia helénica.

Inversamente, el burro demoníaco aparece con Hades –Dios de los muertos y soberano de los infiernos– , quien recibía tributos asininos, y cuya imagen guarda una estrecha relación con los ritos infernales.

En Egipto, el burro es el animal de Seth –considerado como el Dios del mal por haber asesinado a su hermano Osiris–. En consecuencia, la bestia recibió, por asimilación, las características de las tinieblas.

En la India, las cavernas y los infiernos son representados con piel de asnos, y ciertos teólogos cristianos aseguran que la bestia escarlata del Apocalipsis es un équido.


Burro poderoso y burro humilde

Parecería absurdo hablar de un asno poderoso... sin embargo, leyendo con detenimiento la Biblia, encontramos que todos los reyes, patriarcas y príncipes se desplazaban en burros. Moisés, Abraham, los cuarenta hijos de Abdón –juez de Israel– montaban en dichos animales. Por ejemplo, un sirviente de la familia de Saúl, llamado Sibá, le regaló a David dos équidos: “los asnos son para que monte en ellos la familia real”; y en el cántico de Débora, ella les dirige la palabra a los poderosos que utilizan “asnas blancas”.

Igualmente, blancos eran los Equus asinus que montaban los inmortales en la China antigua. Por su parte, la cosmogonía hindú ofrece asnos alados a los hermanos Ashvin; algo similar ocurre con la deidad Indra, rey de los dioses védicos.

De otra parte, el vigor bélico del cuadrúpedo es registrado en los anales de la historia por su participación en las guerras entre las tribus de Irán: los enfrentamientos en Carmania, cerca de las costas del golfo pérsico, y el del rey Darío contra los Scythes.

Pero, sin lugar a dudas, el ejemplo más importante se origina en la rebelión de los gigantes que cercaron a los dioses del Olimpo, pues los primeros huyeron aterrorizados al oír los rebuznos de los asnos de Sátiro y Sileno.

Dichas imágenes de gloria contrastan con las de suma humildad, ya que el rol del animal está ligado a las duras labores de la vida cotidiana, al esfuerzo silencioso, a la austeridad en la comida, a las máximas privaciones y a su noble semblante.

La sencillez del mamífero fue parte del paisaje bucólico y esclavo –conviene señalar que el burro fue el esclavo del pobre, en la misma medida que el esclavo fué el burro del rico–. Verbigracia, en la lengua inglesa, asno posee como uno de sus significados tradicionales: “poor man’s horse”.

En el texto bíblico vemos que la palabra esclavo va ligada en cadena con el término asno. Esta unión produce, a fuerza de la repetición, una sinonimia. Sin embargo, la tercera interpretación que el sagrado libro nos revela se aleja de la montura orgullosa de los patriarcas y del nexo esclavista.

Ese símbolo absoluto de humildad está presente con la asna de Balaam –que poseía el don del habla– y con los diversos burros que acompañaron durante su vida a Jesús de Nazareth (desde su nacimiento en Belén, hasta su entrada en Jerusalén).


Burro sabio y burro ignorante

La ignorancia, la necedad y la estupidez parecen ser los atributos formales e indiscutibles del animal, en franca oposición al asno poseedor del conocimiento.

Esta imagen negativa es reafirmada por los proverbios que repiten sin cesar la ausencia de inteligencia del cuadrúpedo al igual que por grandes personalidades cuando recurren a dicha figura para reforzar sus propósitos (Cicerón, Esopo, etc.).

Contrariamente al planteamiento insignificante, el Equus asinus es considerado  –en virtud de ciertas características– como el símbolo de la sabiduría. Sus grandes orejas le permiten oír de muy lejos, y dicha capacidad auditiva se transfiere del plano físico al plano espiritual, ya que no existe conocimiento sin la mediación del oído.

Las grandes orejas, o las orejas múltiples, son atributos de las divinidades y seres superiores, ya que aquellas encierran el sello indeleble de la perfección de éstos. Así lo testifican las estatuas de Buda en la China, el Dios Leza en África, los curanderos de los imperios Inca, Babilónico, Deona, etc.

En la India, el Dios védico Indra posee grandes orejas de asno, ya que la tradición reza que: “la oreja es el sitio del Brahmán”; es decir, la fuente de los más grandes poderes, ya que ella permite reconocer la naturaleza del mundo invisible, mientras que el ojo está destinado al conocimiento de lo visible”.

El burro también demuestra que no debemos fiarnos de las apariencias, que la búsqueda del saber es ilimitada, que la naturaleza, así como nuestros conocimientos, es efímera y cambiante. Pero sobretodo, que la humildad, la paciencia y el trabajo arduo son cualidades indispensables para obtener sabiduría.

Esta última tendencia es retomada por el filósofo italiano Giordano Bruno en sus inteligentísimas obras: “La Cabala del Cavallo pegaseo con l'aggiunta dell'Asino Cillenico” y “Cabala del cavallo Pegaseo - Asino Cillenico”; “...Si el asno es el símbolo de la sabiduría en el sefirot divino, es porque la persona  que desea penetrar los secretos del conocimiento, necesariamente debe ser paciente, sobrio, humilde y trabajador como el animal...”.


Cosmogonía asinina

La ambigüedad de la representación del mamífero, o el repudio generalizado de su destino, dejan de manifiesto un espíritu humano contradictorio en todas las fases del pensamiento.

Desafortunadamente, desde el siglo XIX se impuso un criterio negativo, asumido o fortalecido por las caricaturas satíricas de los periódicos, o por jefes de imprenta como Louis Hachette, que ayudó a estigmatizar las orejas de burro en sus libros de corrección ortográfica.

Pero es en el interior de la escuela donde tenemos el primer contacto positivo del équido, al leer el poema en prosa más significativo de la lengua castellana, “Platero y yo”:

“Platero es pequeño, peludo, suave;
tan blando por fuera,
que se diría todo de algodón,
que no lleva huesos.”

Igual acontece con las catorce fábulas de Jean de la Fontaine que tratan el tema asinino; William Shakespeare con “A Midsummer Night's Dream”; Apuleyo y su “Asno de oro”; “La granja de animales” de George Orwell; el personaje de Eeyore del libro de Milne; y Víctor Hugo en “La leyenda de los siglos”:

...Él iba gimiendo mientras su dueño blasfemaba,
el camino seguía sinuoso lastimando la carne,
mientras el asno soñaba pasivo bajo el látigo,
bajo el garrote, con una solemnidad,
destacada nobleza y una infinita ternura,
que el hombre no alcanza igualar...

Continuando con Víctor Hugo, en filosofía analizamos la compleja discusión entre un burro y Emmanuel Kant: “...Ô Kant, l'âne est un âne et Kant n'est qu'un esprit...”; Francis Jammes dedica sonetos plenos de lirismo: “Prière pour aller au paradis avec les ânes”;  y Mahoma siempre cuenta con su fiel asno, Yafur.

La obra cúspide de Cervantes en su relación asinina es categórica:

“...Sancho llegó a su rucio y, abrazándole, le dijo:

– ¿Cómo has estado, bien mío, rucio de mis ojos, compañero mío?
Y con esto le besaba y acariciaba como si fuera persona.

El asno callaba y se dejaba besar y acariciar de Sancho
sin responderle palabra alguna...”.

Por su parte, la pintura representa a este animal con trazos diversos: Goya, Rubens, Jacques Fernand Humbert, Federico Baroccio, Voltaire, Baccio della Porta, Baldomero Sáenz, Berchem Claest Pietersz, Claudine Bouzonnet, Decamps, Eugène Delacroix, Karel Dujardin, Hippolyte Flandrin, Mosawir Sadiqi, Pablo Picasso, etc.

Este último ejemplo nos parece de una contundencia sin igual, al remarcar que en los cursos de bellas artes se enseña a dibujar caballos, pero no burros; lo que confirma que existe una contradicción entre el universo académico, el vivencial y el popular. Es decir, sólo a partir del momento en que un artista se libera de los cánones, es que él se “atreve” a pintar un asno.

Si bien en el transcurso de la investigación hemos visto filmes asininos –la mayoría centrados en aspectos de zoología–, un puñado de ficciones y excepcionalmente joyas como “Au hasard Balthazar” de Robert Bresson, es “Shrek” la que atrapa nuestra atención. La razón es que los directores de la cinta de animación le solicitaron a Eddie Murphy que construyese su personaje con base en las referencias vulgares del animal: necedad, torpeza y ridículo.


El caso de Cartagena de Indias

Luego de 27 años de investigación (fotografiando, tomando notas, leyendo ensayos universitarios y en “repérage” por los barrios), podemos asegurar que la suerte de los équidos en la Heroica, es el resultado sincrético de una manipulación inconsciente de la imagen del animal en el contexto cartagenero.

No creemos que los factores endógenos o exógenos sean los únicos que influyan en el comportamiento de las pandillas; de ser así, los criminólogos hace rato hubieran encontrado una de las soluciones al espiral de violencia que azota nuestro país.

Pero el trabajo de campo demuestra que hay algo más… lejos de la influencia genética en el comportamiento criminal, el peso sociocultural o la ausencia de valor del cuadrúpedo, existe una complicidad silenciosa en Cartagena de Indias, que tolera y casi “aplaude” dichas conductas.

En el transcurso de éste tiempo de estudio, el contacto con los jóvenes delincuentes permitió elaborar un croquis bien detallado del origen y motivaciones de sus actos, ya que ellos desconocen conscientemente la magnitud de sus ejercicios.

Es evidente que un adolescente a la hora de practicar con un asno, no tiene en cuenta la simbología helénica de hace veinticinco siglos, como seguramente también desconoce los alcances de maldad atribuidos a esos mamíferos por causa del Dios Seth.

A pesar de lo anterior, la sociedad sí asimiló en el imaginario subjetivo, un  desprecio por su existencia; si el Equus asinus tuviera en la colectividad algún tipo de valía, las costumbres sexuales de las cuales es objeto –más las carcajadas por esas “diabluras” – hubieran sido estudiadas por psicólogos, censuradas por la comunidad o simplemente castigadas por la justicia.

Pero nadie se interesa, ningún profesional se le mide, es un sujeto demasiado insignificante y las entidades guardan deliberadamente silencio. Es tan banal, como también el hecho de apuñalar un équido para adiestrarse antes de hacerlo con humanos... es banal.

Dado que existe un vacío epistemológico, somos nosotros quienes utilizamos el cine como herramienta analítica de estudio, siguiendo los planteamientos de Frédéric Videau: “El problema del arte no es atravesar los límites, sino saber que no existen”. 

Es por eso que el autor es al unísono su propio representante, ya que entre las sonrisas de los productores al oír el Pitch y las respuestas tipo: “...hacer un documental sobre los asnos, carece de sentido en un país como Colombia...”, el proyecto no ha podido ver el día.

Hay que decir que es comprensible... desafortunadamente la simple imagen que evoca dicho animal no permite estimar que el audiovisual dirige sus pasos a la manera en que estructuramos el pensamiento; es allí donde reside la importancia del documental, es a nuestra forma “racional” de mirar, comprender e interpretar la realidad, que el largometraje apunta como objetivo primario.

Al descubrir que el asno es lo que el hombre quiso proyectar sobre él, la investigación devela una manera criticable de reflexionar, que es aplicable a todos los temas e ideologías exploradas por el Hombre.

 

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commentaires

O
<br /> <br /> DOCUMENTAL  SEMOVIENTE -  HTTP://WWW.ROZTRO.TK<br /> <br /> <br /> EN YOUTUBE:<br /> http://www.youtube.com/watch?v=Sjl82V-2la0    <br /> <br /> <br /> Documental de la Organización Roztro que hace parte como primera realización de la serie de televisión DOCUMENTALES ROZTRO también llamada ROZTRO CARTAGENA, este capitulo en su vercion corta es<br /> seleccionada a los premios India Catalina a mejor video arte en el año 2008, http://www.festicinecartagena.org/fcc/en/films-detail.cfm?id_pelicula=168<br /> <br /> <br /> <br /> La serie es una idea original de Antonio García y Rafael Escallón, que desde el formato documental, trata temas propios de la identidad y las crisis de nuestro caribe, desde perspectivas propias<br /> en la defensa de Derechos fundamentales desde la ética contemporánea aplicada manejada por la Organización Roztro.<br /> <br /> <br /> Su emisión es por los Canales Virtuales Canal Z a través de la pagina www.roztro.tk, Canal Universidad de Cartagena, así como por el Canal Turbana = www.canalturbana.tk y Canal CNC<br /> Esta serie es producida y presentada por Antonio Garcia, Rafael Escallón, Orlando García y Nelson Fory. Escrita y dirigida por Rafael Escallón. Inspirada en Documentales de Pikó Totem, PETA y<br /> Seinekan<br /> <br /> <br /> SEMOVIENTE: Es un capitulo que nos conduce a una realidad critica en la que viven los animales de carga y de tracción en el caribe colombiano, sus derechos, carencias, la nuevas leyes y su<br /> relación con nosotros los seres humanos, evidenciando esta realidad que hasta ahora es bastante desconocida.<br /> <br /> <br /> El documental se hizo gracias al apoyo de entidades protectoras de animales tanto de la ciudad de Cartagena como es SEINEKAN y FRAD como desde la misma PETA a nivel internacional que intermedio<br /> en la introducción basada en otro filme similar llamado HABITANTES DE LA TIERRA, gracia también a Gisetty Meza directora de la fundación protectora de los derechos animales SEINEKAN y a la<br /> Doctora Ingrid Hernandez directora de la Fundación para el Refugio de Animales Desamparados, muy puntualmente ellas son unas de las líderes más importantes dentro de los movimientos de protección<br /> animal en el Caribe.<br /> <br /> <br /> <br />
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H
Hola, me encanto tu articulo, y me gustaría seguir tu trabajo, vine a dar a quí justamente por que estoy escribiendo algo sobre el simbolismo del asno, me gusta la exquisita aunque amarga mezcla de emociones y datos que manejas.Felicidades por tu trabajo y te deseo mucho exito y reconocimiento, considero que hace falta más aportaciones como la tuya.
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ArtÍCulos